Reencarnación - Reencarnación (888 Metal) / Acompáñame a la Tumba
Existen dos apreciaciones radicales de Reencarnación: por un lado, se exalta apasionadamente su música, situándola en un lugar privilegiado del Metal; y, por otro, se rechaza a ultranza los cambios que la banda ha personificado desde 1996 con su disco Egipto. En este sentido, su historia se asemeja a la de Celtic Frost, enaltecida y reprochada una y otra vez, incluso, por los mismos seguidores; pero esto es lo que sucede en aquellos casos en los que la mente del artista obedece, ante todo, a su propio impulso; y es que, como lo ha pensado Fisher, también para Piolín la única manera de trascender hacia el futuro es decidirse a crear, eludiendo anclarse en la repetición. Los cambios, desde esta perspectiva, aunque parezcan abruptos, en el fondo siempre hacen parte de esa posibilidad abierta que es justamente la creación.
Con todo, el disco que reseñamos ahora es el primero de la banda, esto es, Reencarnación -888 Metal- (1988), sin duda, el más encumbrado de los de su discografía, y al cual pertenecen, aunque aparecieran ya en su Demo Dioses Muertos (1987), los clásicos "Puta Religión", "El Canto de los Sepulcros" o "Funeral del Norte". Quien ha escuchado Reencarnación sabe que su música prácticamente no tiene parangones fuera de Colombia, pues su sonido responde al contexto del Medellín de los ochentas y a todo lo que este aporta: violencia, rapidez, agresividad, crudeza y, por supuesto, también grabaciones primitivas, carencia de equipos y ejecuciones empíricas. Nunca antes ni después las condiciones materiales se han unificado de manera tan profunda con el deseo de hacer música como para crear un caos como el de aquel entonces: Parabellum, Blasfemia, Nekromantie, Astaroth, etcétera.
Reencarnación es precisamente eso: una banda caótica, saturada en sus distorsiones, rápida en la vocalización, con cambios constantes de ritmo, solos disonantes y estructuras que rompen no pocas veces con el prototipo; es un ejemplo claro de la cultura del ruido y, tal vez por eso mismo, aunque su música construye un bloque pesado y atronador, también atrapa y gusta. Además, es fácil advertir que la banda no destaca únicamente por su turbulencia, sino por aplicar sobre su trabajo muchos elementos creativos: incluir intros y efectos extraños en la época, usar violines para ciertas ambientaciones, o componer con base en movimientos semejantes a los de la música clásica. Las mismas letras tienen ya un sello muy personal, pareciendo ajenas al tiempo, yendo y viniendo del mito a la distopía, de la crítica a la aversión: "que mueran las sotanas en oscuros laberintos / con niños sifilíticos y cruces oxidadas / observando la sequía, la pobreza y la droga / y las ocho cabezas nucleares estalladas".
Originalmente, Reencarnación fue prensado de manera independiente en LP en 1988, convirtiéndose en el primer álbum completo grabado en este formato por una banda colombiana. La versión que se muestra en la fotografía corresponde, sin embargo, a la realizada en el 2005 por el sello colombiano Dark Desires Productions, la cual tiene la particularidad de contener, además del álbum, las 3 canciones del EP Acompáñame a la Tumba (1988) -de calidad y perspectiva similares- y 6 canciones en vivo extraídas de un concierto de 1989; en cuanto a presentación su punto más destacable es la presencia de una semblanza de Reencarnación escrita por el propio Piolín. Otras 2 versiones en CD del disco corresponden a las editadas por Vasco Producciones (2001) -también incluyendo el EP- y la más reciente de Tribulacion Productions (2011) titulada 888 Metal.
RANK: 10/10
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