Requiem Aeternam - Eternally Dying
Escuché por primera vez Requiem Aeternam en el CD compilatorio que incluyó la edición #16 de Acero Magazine (2000) y, durante varios años estuve buscando, con bastante mala suerte, su disco Eternally Dying (1998), del cual se extraía el tema de la compilación. Hace un par de meses, sin embargo, cuando ya había desistido prácticamente de su búsqueda, el azar me puso frente a él y toda aquella espera de tiempo atrás fue, de alguna manera, recompensada. Con la emoción que caracteriza estas situaciones me encaminé directamente a casa para escuchar el álbum -que, por demás, había imaginado ya de tantas formas- y, apenas hube comprobado que era admirable, me resultó imposible no pensar copiosamente sobre estas gratificaciones que no significan mucho en una vida regular, pero que para un coleccionista representan todo un acontecimiento.
Ignoro en qué medida esta experiencia que me vincula de un modo tan personal al disco influya en mi juicio sobre su música; está claro que es algo que debe considerarse, pero, por otra parte, al no poderme sustraer de lo vivido, en el fondo, constituye también una pregunta inútil. En todo caso, una reseña siempre es una invitación para certificar o refutar nuestras palabras, y por eso diré que Requiem Aerternam es una banda lúcida, fértil, creativa, capaz de llevar el Metal (el Melodic Death) a una faceta absolutamente artística. Y es que Eternally Dying refleja dicha condición por 2 razones: porque transmite sentimientos de muy distinta naturaleza (melancolía, serenidad, fervor), y porque es capaz de hacerlo en una dirección propia, es decir, apelando a sus medios, que obviamente se vinculan a una tradición, pero están dotados de un espíritu y exploración únicos.
La música de Requiem Aeternam combina estructuras melódicas (del tipo Dissection o Unanimated) con elementos más progresivos, acústicos (similares a los de Opeth) y una ambientación nostálgica (delicadamente trabajada en las vocales y la inclusión pasajera de violines, pianos y chellos). Todos los temas ponen en marcha esa mezcla sin importar sus variaciones rítmicas, pues los hay rápidos ("Infamy", "Nature and Principle") y lentos ("My Misery", "Come Back"). La producción de sonido es limpia, lo cual fortalece la percepción de los detalles, esto es, los quiebres de voz, las atmósferas de teclado, el puntilleo del bajo, etcétera. Asimismo, los 3 miembros de la banda son expertos en su instrumento, José Romero, incluso, es multi-instrumental (guitarra, teclado, voz), y esa pulcritud de ejecución encaja a las perfección con las letras íntimas, poéticas y bien estructuradas que la acompañan.
Eternally Dying fue prensado en 1998 por el sello discográfico Icorp, al parecer propiedad de la misma banda, pues los únicos títulos lanzados por éste son los de ella. El cuadernillo plegable que acompaña la edición contiene las letras de las canciones, fotografías, agradecimientos y la información general (en la que se aclara que el disco se grabó en Montevideo -de donde es oriunda la agrupación-, pero fue mezclado en Santiago de Chile). A la fecha, esta es la única versión que existe del álbum, si bien Requiem Aeternam se mantiene activa y radicada desde hace algún tiempo en Estados Unidos. Finalmente, debe destacarse que por las filas del grupo han pasado figuras de la talla de Martín Méndez (Opeth), Martín López (Opeth, Amon Amarth) y Alex Hernández (Fallen Christ, Immolation).
RANK: 8.5/10
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