Unholy - Gracefallen

by - enero 16, 2015


Este es uno de esos casos en los que el último disco de una banda deja la sensación de una gran pérdida y la tristeza de saber que, a veces, no basta el talento o las ideas si la suerte se mueve en dirección contraria. Gracefallen (1999) es una obra maestra, el adiós perfecto con el que Unholy se despidió del selecto grupo que le seguía, hábil para captar en su propuesta, abiertamente lenta y experimental, el sentido de una estética que probaba, a cada paso, su capacidad de elevación, de rapto, y el encanto de un misterio que todavía hoy no termina de explicitarse. Todo Unholy, aunque en especial el de este álbum, rebosa arte, al punto de que existe la posibilidad de entender su propuesta, no sólo dentro de las fronteras del Metal, sino, además, como una expresión más general de las vías que tiene la música contemporánea.

Y es que Unholy se hace singular en la medida en que, tomando como base la densidad propia del Doom, empieza a enriquecerse con otros elementos: sobre su distorsión brillante y crisposa, por ejemplo, hay otra atmósfera tejida sigilosamente, sombría en su textura, pero de un lirismo hipnótico; asimismo, en medio de la viscosidad a la que en ocasiones llega la armonía, se levanta la voz de Muhli, serena y limpia, para convertir sus sílabas en embeleso, en una ceremonia de siglos. La lentitud se asume como único tiempo, pero aquí y allá surgen recursos que la ennoblecen: los dejos circenses de "When the Truth Turns Its Head", el ritualismo de "Haoma", la lobreguez de "Daybreak" o las declinaciones poéticas de "Athene Noctua", ambientadas, como siempre, con teclado.

Por otra parte, Gracefallen es brillante en lo que se refiere a los efectos sobre las ejecuciones, pues estas redundan en sensaciones de eco, vacío o temblor, algo que empalma perfectamente con la morosidad de la música y, por supuesto, con el apartado lírico, muy simbólico y trabajado. Las letras parecen escritas en clave y tienden a repetirse en varias canciones (como ocurre en "...Of Tragedy" y "Daybreak"); Unholy presenta en ellas un recorrido por las fuerzas elementales, el vínculo que nos une con el resto del universo ("Here is the wisdom: life is coming and going / and becoming of the ones into one / symmetry of souls harmony under the sun); nada hay en sus palabras que pueda desaparecer la siguiente mañana, pues lo que estas captan es lo que siempre ha perdurado sobre la espalda del cosmos.

Como sucedió con los dos discos precedentes de Unholy -The Second Ring of Power (1994) y Rapture (1998)-, Gracefallen fue producido por el sello italiano Avantgarde Music en 1999 con un resultado que está a la altura de la música. El diseño es francamente deslumbrante: desde la portada -elaborada por Juha Vuorma (In the Woods..., Usurper)- cuyas imágenes parecen atemporales, hasta el manejo del color y las formas que hay al interior del cuadernillo, basado en el contraste de los elementos (la tierra, el fuego, el agua y el aire) y la creación que puede hacerse a partir de ellos de mundos soterrados y complejos. Además de la versión original -que es la que se muestra en la fotografía-, existen de este álbum dos versiones en TAPE lanzadas por Moon Records y Mystic Production, y una más reciente en CD prensada por la Peaceville Records.

UNHOLY. Gracefallen. Avantgarde Music. 1999.
RANK: 9.5/10

You May Also Like

0 comentarios