Infernäl Mäjesty - None Shall Defy
Muchas veces, bandas de excelente calidad son eclipsadas por la popularidad y el éxito de otras, siendo lo lamentable de este hecho, no que las primeras queden rezagadas, sino que la atención recaiga sobre grupos que en realidad sólo han contribuido con una pequeña parte en el desarrollo musical. Este es el caso de Infernäl Mäjesty, una agrupación que se formó en 1986 y que, a pesar de superar en calidad y enfoque a numerosas bandas de su época, no alcanzó entonces un alto reconocimiento, ni en su país (Canadá), en donde fueron más famosas Razor, Sacrifice o Slaughter, ni por fuera de él, puesto que la escena del Thrash Metal tenía establecidos ya sus núcleos en nombres típicos como Metallica, Slayer o Exodus.
Lo curioso del asunto viene a comprenderse si se piensa que este disco None Shall Defy, aparecido en 1987, es un clásico del género (conocido, respetado, celebrado) pero, después de él, hay un recorrido de más de una década antes de la edición del segundo trabajo de Infernäl Mäjesty. Esto hace suponer que, quizá, de haber lanzado otro disco en los ochentas, la banda se hubiese abierto un espacio más amplio entre el marullo de los grupos tradicionales. Tenía todo para hacerlo: dos talentosos guitarristas (Hallman y Terror), la increíble voz de Chris Bailey (versátil y profunda), y una forma particular, única de vincular la violencia sonora del Thrash Metal con las atmósferas malignas del satanismo (¿no es "Path of the Psycho" una de las muestras más originales de oscuridad en este género?).
Cada canción de Infernäl Mäjesty enseña cómo hacer buena música sin caer en los clichés: en "Into the Unknown", por ejemplo, se recurre a la técnica sin abusos; en "Night of the Living Death" se alcanza lo épico con cambios de tiempo y giros temáticos; y en "None Shall Defy", Bailey le da una bofetada a todos aquellos vocalistas que asocian su función sólo a gritar con aspavientos. Son en total 38 minutos perfectamente utilizados: en ellos se explotan al máximo los recursos musicales: los solos (de larga y pulida confección), la percusión (rica en destiempos y matices), las líneas del bajo, (secas y decisivas en temas como "Anthology of Death"), y el amplio temario de lo infernal (desarrollado en letras extensas, serias y de cuidado lenguaje).
El prensaje original de None Shall Defy fue realizado, como se dijo, en 1987 por Roadrunner Records en formatos LP y CD; ese mismo año, apareció una versión en TAPE lanzada por Banzai Records, y algunas más en vinilo. Casi 10 años después, el álbum fue reeditado cuidadosamente por Displeased Records en Holanda; la edición que se muestra en la fotografía, sin embargo, corresponde a una re-edición posterior que la Displeased hizo a través de su subsidiaria Dis-Order en una fecha que no se precisa en el disco. El cuadernillo de esta versión es de 12 páginas, y allí se incluyen las letras de las canciones, los viejos agradecimientos de la banda y tomas en vivo, todo ello en un papel de alta calidad. La portada no es un punto cercano al fiasco pero, obviando esto, estamos frente a un disco imprescindible.
RANK: 9.5/10
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