Krieg - Patrick Bateman
Si por alguna circunstancia un psicópata vertiera el flujo de su mente en música, el resultado tendría que parecerse al contenido de este EP, en el que es evidente la ruptura de muchos de los paradigmas bajo los cuales opera tradicionalmente la creación artística. El título, de entrada, nos sitúa frente a uno de los casos de demencia más emblemáticos de la narrativa norteamericana -i. e., el del protagonista de la obra de Easton Ellis, American Psycho (1991)-, y, así mismo, la ausencia de nombres para las canciones, la falta de ensayos previos a la grabación -que, apenas llegó a ocupar una jornada- y el privilegio dado a la improvisación convierten a Patrick Bateman (2003) en una pieza singular del Black Metal y en la oportunidad perfecta para atestiguar ese espacio inédito que surge de la música cuando esta rebasa la racionalidad que usualmente la organiza.
Krieg presenta en Patrick Bateman 5 pistas, 3 de ellas dispuestas a modo de apertura, intermedio y cierre, que corresponden a fragmentos de la adaptación al cine que hizo Mary Harron de la novela de Easton Ellis. Dichos pasajes ofrecen indicios del enrevesado pensamiento que experimenta un psicópata: la identidad escindida, el empuje hacia lo violento y obsesivo, o el vértigo que produce lo incontrolable. Mas, en medio de esos instantes -que constituyen algo así como los resquicios de una conciencia que intenta explicarse-, se alza poderosa la estridencia de Krieg: 2 canciones corrosivas que poseen la impronta de lo que surge de forma súbita. Entonces, la coherencia y el orden se difuminan para dar paso a un contenido que discurre de forma arbitraria e insumisa, lejos de todos los arquetipos compositivos.
En Patrick Bateman se descubre el despotismo de la locura y, en consecuencia, se trata de una "no-música" o, por lo menos, de un Metal que se consuma en la llana entrega a lo ininteligible. Como todo lo inicuo, Krieg se presenta aquí sin intenciones distintas al avasallamiento; por ello, no hay mensajes, sino simples vociferaciones; no hay intereses constructivos, solo disonancias; y, a lo sumo, las treguas que se dan en medio de toda esta abrumadora crudeza, son retornos percusivos que se enlazan con algún vestigio tribal y maligno que pervive en nuestro instinto. La misma sensación del tiempo se desintegra -como sucede en la mente de un psicópata-, de suerte que, para quien escucha Patrick Bateman, ese último asidero también se pierda sin poder recuperarlo ya, ni en la forma ni en el fondo de aquello que única y expresamente es destrucción misma del sentido.
Krieg grabó este EP el 2 de enero de 2003 en el Winterblut Studio de Alemania. Como cabe esperar, el espíritu arbitrario del que surgió su música no se entorpeció con una producción sofisticada, de manera que, incluso, en lo que compete al diseño visual, todo fue conducido por una violencia no meditada. En la fotografía se puede observar la primera edición del CD, que, ante la ausencia de cualquier clarificación, parece haberse prensado como lanzamiento independiente. Existen dos reediciones del título hechas en Lituania en DIGIPACK y CD estándar por la Inferna Profundus Records, la primera de esas versiones en edición limitada a 500 copias. En todas estas ediciones se conserva este mensaje consagrador de Imperial -líder de Krieg-: "This recording is dedicated to the spirit of greed and decadence that resides in every human".
KRIEG. Patrick Bateman. Self-released. 2003.
RANK: 8/10
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