Cultus Sanguine - Cultus Sanguine
Las bandas del Mediterráneo, especialmente las que trabajan Black Metal, son herederas de una oscuridad bastante peculiar. Bien porque en la historia de esta parte del mundo converjan las más variopintas culturas, o bien porque exista algún tipo de influencia geográfica, lo cierto es que en las bandas de esta procedencia siempre se entrevé ese rasgo común, de suerte que pueda afirmarse que se trata de un flujo inmanente. Y dicha distinción se ha convertido en un punto de referencia hasta tal punto interiorizado por el público que si ahora mismo escribiese que la banda que nos ocupa, esto es, Cultus Sanguine, trasluce la oscuridad propia de la música mediterránea, rápidamente inferiríamos de las referencias que primero vengan a nuestra mente -Necromantia, Varathorn, Opera IX, Necromass- ese aire ritualístico, sombrío y atemporal que emana de ellas.
Ciertamente, Cultus Sanguine se presenta como una agrupación oscura desde su nombre, pero es en su sonido en donde esta cualidad se evidencia con más rigor. Su propuesta, enmarcada dentro del Black/Doom, elabora atmósferas densas y melancólicas en las que se establece un equilibrio inteligente de los componentes: la presencia etérea y lúgubre de los teclados, la vocalización alternada que ofrece sensaciones de frialdad y angustia, y las guitarras que sutilmente unen su melodía al oleaje de los teclados creando un conjunto envolvente, a la vez que delicado. Los temas que componen el EP guardan un aire de semejanza con el primer Katatonia, pero la lentitud de Cultus Sanguine y su propio tratamiento de lo tétrico no escapan, como dijimos, del sello particular del Mediterráneo, el cual les confiere un tono más litúrgico.
La mezcla de esta obra, compuesta apenas por 4 temas -uno de ellos una Intro de la que hubiese podido prescindirse-, acentúo, por una parte, la sobriedad de la parte rasgada de las voces y, por otro, la sutileza de los riffs que aparecen en la armonía como ecos. Las letras, por su parte, encuentran un perfecto conductor en Joe Ferghieph, ya que el vocalista destaca cuando lo descriptivo de un pasaje le exige una interpretación átona y, asimismo, cuando el sentido abatido de lo que se dice requiere de él la profundización del sentimiento. En general, las líricas están muy bien concebidas y poseen un carácter amargo que encaja perfectamente con la música; en "Into the Field of Screaming Souls", por ejemplo, se escucha: "I'm the sadness grey as tomb / I'm the desert where all the hopes die".
Cultus Sanguine inició su carrera musical con una Demo en el año 1994, y, a finales de ese mismo año, entraron a los New Hammil Studios de Milán para grabar el material que haría parte de este EP homónimo. El título fue lanzado por el sello Wounded Love Records y distribuido por Avantgarde Music, disquera propiedad de Aqua Regis, bajista y guitarrista de Cultus Sanguine en aquel entonces. El diseño de la obra es sobrio; todo se elaboró sobre papel brillante a blanco y negro, e incluyó un apartado fotográfico realizado por Ouranos, tecladista del grupo. A la fecha no existen reediciones del EP, a pesar de lo cual -dejando de lado el valor que le atribuyen algunos especuladores- es posible todavía comprarlo a un precio razonable.
RANK: 8/10
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